Grupo los sabinos de A.A. casa Gonzalo Río Arronte te da la bienvenida a nuestro sitio web, para que conozcas nuestros servicios, te encontrarás con información que puede ser de tu interés: los requisitos necesarios para ingresar al paciente, galería de las instalaciones, el contacto de forma directa enviando un mensaje o realizando una llamada telefónica y la ubicación en Tequisquiapan, Qro. Recibe un cordial saludo de nuestra comunidad de A.A. ¡Muchas gracias!.

"Alcohólicos Anónimos es una comunidad de hombres y mujeres que comparten su mutua experiencia, fortaleza y esperanza para resolver su problema común y ayudar a otros a recuperarse del alcoholismo".
"El único requisito para ser miembro de A.A. es el deseo de dejar la bebida".
"Para ser miembro de A.A. no se pagan honorarios ni cuotas; nos mantenemos con nuestras propias contribuciones".
"A.A. no está afiliada a ninguna secta, religión, partido político, organización o institución alguna; no desea intervenir en controversias; no respalda ni se opone a ninguna causa".
"Nuestro objetivo primordial es mantenernos sobrios y ayudar a otros alcohólicos a alcanzar el estado de sobriedad."
AGRADECIMIENTO ESPECIAL A:
Sra. María Virginia González y Ruíz

Amarte suele ser algo difícil, pero encontrar el camino hacia la felicidad, te dará el valor que realmente tienes como persona.
Encontrar piedras en tu camino, suele ser difícil de aceptarlo, pero aprender a afrontar los problemas te hará crecer como persona.
Literatura de A.A. aprobada por la Conferencia


CARTA DE DIOS PARA UN ALCOHÓLICO
Ahora si me gusta entrar a tu hogar y verte rodeado del cariño de tu esposa y de tus hijos. Yo que he sido testigo del drama tan terrible de tu vida de alcohólico activo, he visto en el silencio de la noche llorar amargamente a tu esposa al ver tronchadas sus ilusiones de mujer, porque tu cambiaste su amor por una botella de alcohol. He sido testigo de los sufrimientos, de la angustia de tu esposa que no tenia donde le fiaran y tus hijos le pedían pan y zapatos. Sé como engendraste hace varios años a tus hijos, sé como trataste el cuerpo de tu esposa, de esa mujer que te di para que la amaras como tu propia carne; sé qué hiciste de la obra grandiosa de tu cuerpo, he sido testigo de las lágrimas de tu madre, cuanto tu no regresabas en toda la noche por andar de parranda con tus amigos, he visto el rostro lleno de terror de tus hijos cuanto te veían llegar borracho, cuando te pedían de comer, cuando querían besar con sus labios la frente de su padre, cuando querían contemplar con sus ojos candorosos el rostro de su padre y obtenían como respuesta una palabrota, un empujón o una patada. Conozco a tus padres ya viejos llenos de enfermedad y de melancolía, porque el alcohol les quito lo que les debías dar.
¡Pero, qué sorpresa tan grande me has dado!. Ahora te encuentro como un nombre nuevo, que alegría entrar ahora a tu hogar, saludarte y estrechar tu mano. Sobre el horizonte de tu vida brilla un nuevo amanecer, el de un hombre que quiere ser dueño de sí mismo, deseoso de entregar ese caudal inmenso de amor, de cariño y comprensión, que negó a su hogar mientras estuvo bajo la enfermedad del alcohol.
Que alegría para mi verte dispuesto a construir tu vida, la imagen del hombre que tu arrastraste por las calles y los puentes. Ahora contemplo al sonrisa de tu esposa que nuevamente vuelve a encontrar en ti al hombre que amó y al que le entrego su vida, su juventud, su belleza y su amor, comparte los gritos y el alborozo de los niños que salen corriendo y te saludan, porque ahora si encuentran en ti un padre, y no a un ser desnaturalizado que les había mostrado el alcohol.
Cuando en tu casa se sientan a la mesa, ya abunda el pan, hay cariño y un clima lleno de paz, han huido de la zozobra de las cuentas de la tienda y la angustia de no tener que comer, todo porque ahora no trabajas para el alcohol, sino para el hogar.
Por ello, yo, tu Dios, me siento feliz porque has vuelto a ser un hombre, te ofrezco mi compañía y mi colaboración para que construyas un mundo nuevo de amor allá en tu hogar y en medio de la sociedad en la que despilfarraste tu dignidad, tu salud, tu dinero, tu cuerpo y tu vida. Recibe un abrazo de tu Dios. Mi mano siempre tendida para estrechar la tuya y ayudarte a escalar el camino de tu propia sobriedad.
Impaciente te espero para la reunión cerrada del cielo, donde celebraremos tu eterno cumpleaños. Un saludo para tus familiares y para tus compañeros alcohólicos del grupo.
Tu amigo, Dios.